viernes, 21 de diciembre de 2012

8º candidato: Die Burgen von Burgund

Una de las características más interesantes de los juegos de mesa es el alto componente social que llevan aparejado. Que nuestros movimientos dentro del tablero afecten, en mayor o menor medida, al desarrollo de la partida y a las acciones que emprenderán el resto de jugadores. Esta sensación de influencia nos suele dejar, al final, un pequeño poso de satisfacción en nuestro interior.

¿Qué ocurre entonces cuando el juego no tiene un alto componente de interacción? Donde cada jugador, para ganar, debe planificar una estrategia que se aparte de la que han adoptado los demás. Donde se intentará no provocar conflictos de intereses. ¿Qué ocurre cuando el juego te aboca a que, en lugar de buscar el enfrentamiento directo, explores vías que te permitan evitarlo?

Cuando esto pase, estaremos jugando a Die Burgen von Burgund.


El objetivo en Die Burgen es distribuir losetas sobre un tablero personal de la manera más eficiente posible. Algo parecido a realizar la planificación urbanística de una isla pero con terrenos y edificios propios de una época medieval.

La manera de llevar a cabo esta planificación está condicionada por el lanzamiento de dos dados. Cada turno, los jugadores deben lanzar sus dados y realizar acciones en función de su resultado. Este resultado condiciona el lugar de donde podréis recoger losetas, el lugar donde podréis colocarlas, las mercancías que podréis vender, etc.

¿El azar influye? Sí y no. Sí, porque es evidente que si el resultado de los dados cuadra con vuestros deseos, no tendréis que hacer nada más que seguir todo recto por vuestro camino. Y No, no influye, porque el juego permite adaptar los resultados a vuestra estrategia, ya sea gastando fichas que modifiquen el efecto de los dados o incorporando a vuestro tablero personal losetas que os permitan hacerlo de manera automática.

El único momento de interacción con el resto de jugadores es, pues, cuando recogéis del tablero una loseta que interesa a varias personas. Pero, ya que el juego sólo dura 25 turnos, no podemos pensar sólo en quitarles puntos a los demás, sino también en ganarlos nosotros. ¿Qué debemos hacer? ¿Con qué frecuencia debemos hacerles ver a nuestros oponentes que no juegan solos?

Hay que buscar el equilibrio.


Como ya dijimos al principio, lo principal es trazar una estrategia que se aparte de la de los demás, sobre todo en las primeras rondas. Una vez la partida avanza, nuestro punto de vista cambiará. Si al comienzo debemos vigilar los pasos de los demás para evitarlos a toda costa, a media partida debemos observar sus movimientos para intentar cruzarnos en su camino y quitarles las losetas que necesitan. La recta final se define por un cálculo mental sobre nuestros rivales directos. Deberemos calcular cuánto ganamos si cogemos la loseta que nos interesa y cuánto pierden los demás si cogemos la que les interesa a ellos. Realizar este cálculo de manera correcta nos ayudará a ganar.

Así pues, Die Burgen puede transmitir la sensación de que estamos resolviendo un puzzle en solitario. Pero, a medida que juguéis, notaréis que el juego fluye como un río: debéis apartaros de la corriente cuando sea necesario y volver al cauce central en el momento justo, cuando más les duela a vuestros oponentes.

Una obra maestra lúdica del zen, vaya.

Buscad el equilibrio.

Probadlo. Votadlo.

4 comentarios:

  1. Y otro súper candidato!
    Juegazo en toda regla, y q para mí tb ha sido uno de los mayores descubrimientos de 2012 (si quien sabe, iwal este alegato es mío :P)

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    1. Juegacoooo!

      Otro abstractazo, por cierto, este no se salva por ningún sitio xD

      De lo mejorcito de Feld junto al Trajan y el Año del Dragón :D

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  2. Este no lo he probado, lo tengo pendiente. Trajan y el Año del Dragón si, y me molan.

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  3. Este caerá para la ludoteca en algún momento, pero me parece que hay candidatos más potentes.
    Seda

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